Los personajes del sillón: tipos de clientes en una barbería

Por Thomás Fherné

En una barbería no solo caen pelos... caen historias, frases célebres y personalidades inolvidables. Cada silla tiene su personaje, y acá los retratamos tijera en mano.

El gritón

Habla de fútbol como si estuviera en la cancha y de política como si estuviera en un comité. Tiene volumen de estadio y todo lo dice en estéreo. Exaltado pero simpático. El resto de los clientes se entera de su visión del país sin haberla pedido. Si hay partido el fin de semana, el barbero ya sabe que se viene charla con bonus track.

El callado

Cruza la puerta, asiente con una sonrisa y se sienta en silencio. Cierra los ojos y  deja que la máquina hable por él. Para él, la barbería es casi un templo. Solo habla si es necesario, pero siempre se despide con un gracias sincero.

El señor suspenso

Empieza una historia con un “vos sabés lo que me pasó...” y la termina veinte minutos después, entre pausas dramáticas, nombres que se confunden y detalles que no importan pero él considera clave. El barbero lo escucha como quien sigue una serie por capítulos. Spoiler: nunca termina. Tarda más en contar que el barbero en cortar.

El quejoso

“La máquina está muy fuerte”, “el café está frío”, “con la inflación no da ni para el shampoo”. Se queja por todo, pero siempre vuelve. Porque en el fondo, quejarse en la barbería también lo calma. Es parte del ritual.

El paciente

Se sienta, suspira y empieza a hablar como si hubiera esperado toda la semana ese momento. El barbero escucha, asiente, aconseja cuando puede. Lo suyo no es solo un corte: es una sesión breve de catarsis con espuma de afeitar incluida.

El que viene con hinchada  

Llega con su pareja, su hermano o su grupo de amigos. Todos opinan. Todos discuten. Todos miran. El barbero navega entre opiniones como un maestro zen.

El influencer espontáneo  

Se saca una selfie a mitad del corte, graba una story, etiqueta a la barbería. Un cliente y una campaña publicitaria todo en uno.